José Antonio Gurriarán: "Con el cierre de medios públicos, todo apun

Periodista Digital, España
23 abril 2014

José Antonio Gurriarán: “Con el cierre de medios públicos, todo apunta
a un Gran Hermano berlusconizado”

Periodista Digital entrevista al último director del diario Pueblo

“¿Por qué en España puede haber radio y televisión estatales, pero no
periódicos?

J.F. Lamata, 23 de abril de 2014 a las 16:12

José Antonio Gurriarán (Ourense, 1939) confiesa mantener secuelas del
atentado terrorista que padeció en 1980, ocupó un puesto destacado en
la redacción de Pueblo, con una arriesgada compatibilización de sus
cargos en aquel órgano del sindicalismo vertical franquista con su
militancia clandestina antifranquista en el sindicato socialista UGT y
el periódico El Socialista. El veterano periodista concede una
entrevista telefónica sobre su trayectoria a Periodista Digital.

¿Por qué decidió ser periodista?

“En realidad cuando era niño lo que quería era ser escritor y el
periodismo me pareció una buena vía para entrar en el mundo de la
literatura. Después sucedió lo contrario, he sido toda mi vida un
periodista al cien por cien, que, de vez en cuando, escribía un libro
relacionado con sus vivencias o contactos como periodista. Cuando se
ejercita en cuerpo y alma el periodismo es una profesión tan exigente
como atractiva y generosa que te devuelve todo lo que le des y más,
te permite abrir muchas puertas y ventanas que estaban cerradas,
desvelar muchos porqués y, aunque sea solo como espectador, asistir a
guisos importantes de la historia contemporánea de tu país”.

¿Por qué afrontó el riesgo, en plena dictadura, de ser afiliado a la UGT?

“Yo no puedo presumir de grandes riesgos, todo lo más un consejo de
guerra estúpido, algunas expulsiones laborales y denuncias. El riesgo
lo corrieron millones de españoles que querían vivir en paz y libertad
y contribuir a desmontar las raíces y los malos modos de la dictadura.
Los sindicatos y partidos democráticos me parecieron la mejor
herramienta para reconstruir un país sometido militar y policialmente
durante décadas. Y lo que yo sentía más próximo eran UGT y el PSOE en
donde estaban mis ideas y mis amigos”.

¿Qué balance haría de su etapa en los periódicos aperturistas del
Opus, El Alcázar de PESA y Nuevo Diario?

“Fue una etapa de aprendizaje y allí tuve a mis primeros maestros en
el periodismo escrito y sus tecnologías. Había en aquellos medios
grandes profesionales de la comunicación con los que aprendí a
documentarme, escribir una noticia, hacer un reportaje, abordar una
entrevista o macizar los pies de fotos en talleres. El director José
Luis Cebrián, Jesús Hermida, Joaquín Arozamena, Julián Navarro, Manuel
Cerezales, Luis Apostúa, Julián Candau, Luis Cancela, de todos aprendí
algo y me especialicé pronto en el periodismo viajero e internacional.

Usted fue muy joven director de Diario Montañés ¿cómo era la libertad
entonces para un director?

“No había libertad, teníamos que conquistarla en un mar de censuras,
expedientes y coacciones provocadas por las autoridades locales y por
el Ministerio de Información y Turismo, cuyo titular era Fraga
Iribarne. La comunicación dependía del ministro que había aprendido
las primeras lecciones de democracia en Londres y en algunos aspectos
había evolucionado, pero que antropológicamente era un dictador fiel
al ordeno y mando, que hizo una ley de prensa liberal pero no nos
permitía aplicarla.

¿Cómo fue pasar de los diarios del Opus a ser uno de los hombres de
confianza de Emilio Romero?

“El delegado de Información y turismo de Santander, aliado con el
obispo Cirarda y con la reacción local, me calificaron de
librepensador y comunista y me pusieron en la calle. Entonces caímos
todos los directores jóvenes de periódicos que había en España e
intentamos hacer real la libertad de prensa que Fraga pregonaba, pero
no toleraba: Muniaín, José María de Juana, Rafael González y yo
mismo. Mucha gente de Pueblo se había ido al vespertino Informaciones
con Jesús de la Serna, el periódico buscaba redactores jefes y yo
entré con Alfonso Calviño, Julio Merino y otros”.

Usted formó parte de un equipo junto a Emilio Romero y Cristóbal Páez
que intentó ‘democratizar’ la Prensa del Movimiento, ¿cómo recuerda
aquel experimento?

“Emilio Romero, por encargo de Adolfo Suárez, dejó Pueblo y se fue a
dirigir y modernizar los medios escritos de comunicación del Estado. A
mí me propuso la dirección-adjunta de Arriba bajo la dirección de
Páez. Le respondí que al Arriba solo iría a quitarle las flechas de
Falange que figuraban en su cabecera. “Eso es lo que hay que hacer”,
me respondió. Le pedí llevarme como subdirector a Javier Figuero, un
hombre con imaginación e ideas modernas. Fuimos, retiramos las
flechas y no nos fue difícil liberalizar el periódico, pues, pese a su
procedencia, en su redacción había hombres y mujeres muy progresistas
y sueltos de pluma, muchos de los cuales militaban clandestinamente en
sindicatos y partidos de izquierda. Se decía entonces que los
periódicos del Estado y de la derecha estaban minados por la izquierda
y, en cierto modo sucedía así, en ABC, Ya, Arriba y Pueblo, donde las
elecciones las ganaban de calle los sindicatos de clase”.

¿Cómo definiría la relación entre Emilio Romero y Adolfo Suárez?

“Los dos eran consejeros por Avila y, al principio, hablaban
frecuentemente y su relación era buena. Después parece que tuvieron
algunos choques y empeoró”.

Usted fue el último director del diario Pueblo. ¿Cómo fue para usted
el fin de ese periódico?

“Aquellos días los recuerdo con especial dolor. En Pueblo el personal
de la redacción y los talleres formábamos un equipo de amigos
dispuestos a ensayar fórmulas que garantizaran su independencia y
evitaran su desaparición. El cierre fue un drama para los que
trabajábamos en él. Intentamos salvarlo por medio de cooperativas y
otras alternativas, consultamos a especialistas, se lo propusimos a
miembros del poder y de la oposición pero, al final, los más
coincidieron en la decisión de cerrarlo, con el argumento de sus
pérdidas y de que en la Europa democrática no había periódicos del
Estado”.

¿Por qué en España podía haber televisión del Estado, pero no prensa del Estado?

“Nosotros entonces nos hacíamos la misma pregunta que me hace usted,
¿por qué podía haber radios y televisiones del Estado y medios
escritos no? Lo importante es el mensaje, el contenido de los medios,
y no que su soporte sea el papel -el periódico-, el teléfono, la radio
o la televisión. Treinta años después aquel debate lo reactualiza, en
cierto modo, el que hay ahora con motivo de la situación que viven
Telemadrid, la televisión de Valencia y otras cadenas autonómicas y lo
mismo entonces que ahora en torno él se mueven opiniones muy
respetables favorables y contrarias a la existencia de medios
públicos, pero también intereses económicos de medios de comunicación
privados ansiosos por heredar su publicidad y audiencia”.

“Si la presión de estos intereses, aliada con la crisis económica,
logra inmovilizar o cerrar las televisiones y radios autonómicas
españolas habrá que ver quién dedica sus espacios a los temas
institucionales y de interés nacional, a debates plurales, y a
cuestiones culturales, educativas, medioambientales y religiosas que
no suelen tener audiencias millonarias. Habrá que ver quién ofrece un
concierto de música clásica, quién atiende a las minorías y a los
marginados, quién cubre un viaje real…Todo parece apuntar a un Gran
Hermano global y berlusconizado…”

¿Cuál es su balance de las siguientes figuras políticas?

Manuel Fraga

“Hay dos Fragas, el que arrasó el diario Madrid, incoó infinidad de
expedientes a los periodistas díscolos, fue responsable de los sucesos
de Montejurra, trataba con desprecio a sus subordinados y decía que la
calle era suya. Ese no me merece ningún respeto. Hubo, sin embargo,
otro Fraga que sí lo merece, el que evolucionó, se apuntó a la
transición democrática y contribuyó a acercar a la Constitución a
sectores importantes de la derecha y del viejo régimen”.

Arias Navarro

“Me parecía un hombre triste. Un pobre hombre”.

Adolfo Suárez

“Fue el hombre clave y providencial que España precisaba, para
desmontar los anclajes de la dictadura que tan bien había conocido por
dentro. Hábil, maniobrero y decidido. Otros habrían provocado mayores
recelos y desconfianzas. Producen rubor, sin embargo, los elogios que,
con motivo de su muerte, le dedicaron algunos de sus colaboradores que
lo habían dejado solo en el momento en que más los necesitaba”.

“Pero se está intentado destacar mucho a Adolfo Suárez para quitar a
otros personajes de en medio. Hay una fobia a Felipe González
terrible, no se le perdona que ganara cuatro veces las elecciones y si
volviera todavía daría algún susto”.

Felipe González

“Ha sido el político español más brillante del último tercio del siglo
XX y, todavía hoy, el de mayor prestigio internacional. Junto con el
Rey Juan Carlos y con Adolfo Suárez forma el trío de personalidades
más destacadas de la transición del franquismo a la democracia.
Intuitivo, directo y excepcional comunicador”.

Santiago Carrillo

“Demostró su pragmatismo político al aceptar la bandera nacional y al
expresar su simpatía personal por el rey Juan Carlos y defender su
papel en el 23 F. Todos los que hicieron la transición Roca, Alfonso
Guerra, están en un lugar muy destacado”.

Usted padeció un atentado terrorista cuyas secuelas aún padece a día
de hoy. ¿Qué piensa al reflexionar sobre el tema?

“Pienso lo mismo que pensaba antes del 29 de diciembre de 1980, cuando
el comando armenio que me hirió colocó la bomba en una cabina
telefónica de la Gran Vía: que el terrorismo nunca es eficaz, ni suele
conseguir sus fines. Las bombas más eficaces han ido el pacifismo y el
diálogo, lo demostraron Ghandhi en la India, Luther King en Estados
Unidos y otros apóstoles de la no-violencia. El primero logró la
independencia de su país sentándose en el suelo, parando la producción
y sin un tiro”.

“En marchas silenciosas consiguió el segundo la ley de derechos
civiles que igualaba a negros y blancos. ¿Qué logró en 1881 el
Naróvnaya Volia ruso con la muerte de Alejandro II? Lo contrario de lo
que pretendía. El zar era un soberano con ciertas ideas
constitucionalistas y liberalizadoras que puso en movimiento con la
emancipación de los siervos, la abolición de la pena de muerte y las
reformas de la administración y de la justicia. La bomba que acabó con
su vida en San Petersburgo puso también fin a estas reformas y
reinició un largo periodo de represión. que sufrió el pueblo ruso. Lo
mismo sucedió en Uruguay con los atentados de los tupamaros:
movilizaron a los sectores más conservadores del ejército y dieron un
golpe de estado contra la democracia más estable de Sudamérica. Regis
Debray les calificó como “asesinos de la democracia.”

A muchos le sorprende que usted no sienta rencor hacia los criminales

“Rencor hacia los autores de mi atentado no lo sentí en ningún momento
y creo que fue una suerte. Lo reivindicó el ESALA, el Ejército Secreto
para la Liberación de Armenia, yo tenía curiosidad por conocerles,
quería saber qué pretendían y porque estaban tan desesperados que
colocaban bombas, me enteré de que sus acciones tenían como objetivo
presionar a Turquía para que reconozca el genocidio de 1915,
planificado por el gobierno de los Jóvenes Turcos, que exterminó a
millón y medio de armenios”.

“Año y medio después del atentado los responsables del ESALA y los
miembros del comando que actuó en Madrid me recibieron en su base de
las montañas de Líbano y fui tan ingenuo que les hablé de pacifismo.
Treinta y tres años después el director francés de cine Robert
Guediguian va a contar esta historia en una película que comienza
ahora a rodar en Líbano y Berlín. Me ha entrevistado, conoce bien mis
dos libros sobre el tema- ‘La Bomba’ y ‘Armenios, el genocidio
olvidado’, y ha escrito una versión muy libre del tema que me ha
enviado. Leí el guión y me ha gustado, pues respeta lo esencial la
víctima de un atentado que busca desesperadamente a sus verdugos.
Quiere estrenarla el próximo año, en el que se cumple el centenario
del genocidio armenio”.

¿Qué opina del ‘revisionismo’ crítico que se está haciendo ahora sobre
la transición y sobre temas con el 23-F?

“Soy un republicano que simpatiza con el Rey Juan Carlos, no tengo
dudas sobre el gran papel que representó el 23 F, estoy leyendo el
libro de Agustín Remesal sobre Unamuno en Portugal y los que tengo en
espera para leer en verano son libros inocuos que nada tienen nada que
ver con dolencias “revisionistas”. Hay gente intentando manipular la
historia. Hay grandes manipuladores siempre con amigos en la prensa”.

¿Qué opina sobre el libro de Pilar Urbano?

“El libro de Pilar Urbano sólo desprestigia a Pilar Urbano. El Rey es
un personaje inequívoco, yo he hablado con él muchas veces. Además el
Rey es tremendamente liberal. Yo en el libro que hice, ‘El Rey en
Estoril’, cuento cosas que pensaba que no le gustarían, como la muerte
de su hermano Alfonsito o, por ejemplo, sus amores con una hija
pequeña de Humberto de Cavia, que era muy guapa. Estaba yo de
corresponsal en Bruselas, el Rey fue allí con motivo del aniversario
de Carlos V y me dio la enhorabuena y un abrazo. Yo pensé que le
molestaría que contara eso. Lo de Alfonsito fue terrible, pero fue un
accidente y fue muy innoble los que intentaron culpabilizar al Rey
como si hubiera sido algo a propósito. Está clarísimo cómo fue. Yo
hablé con el doctor Lourelio”.

¿Cuál es su visión de la crisis del periodismo actual?

“Las presiones que está sufriendo el periodismo actual recuerdan las
que sufrimos en el franquismo, cuando nos regateaban el papel de
prensa para limitar nuestras tiradas, nos negaban la publicidad
oficial o nos amenazaban con los tribunales. Es un pésimo momento para
el periodismo y para todo lo que supone libertad. La crisis no es solo
económica, es una crisis de creatividad. Tenemos un gobierno
aburrido, cansado y sin imaginación política. ¿Cómo se puede combatir
el paro al tiempo que se deja a centenares de miles de trabajadores en
la calle? ¿Cómo se puede ayudar a la creación de pequeñas y medianas
empresas propiciando el cierre de las que existían? Los políticos de
la Transición dieron respuestas más rápidas y eficaces a las crisis
del momento. Y, además, consensuaban los temas de interés nacional”.

From: Emil Lazarian | Ararat NewsPress

http://www.periodistadigital.com/periodismo/prensa/2014/04/23/jose-antonio-gurriaran-si-cierran-medios-publicos-gran-hermano-pueblo-director-atentado.shtml

Emil Lazarian

“I should like to see any power of the world destroy this race, this small tribe of unimportant people, whose wars have all been fought and lost, whose structures have crumbled, literature is unread, music is unheard, and prayers are no more answered. Go ahead, destroy Armenia . See if you can do it. Send them into the desert without bread or water. Burn their homes and churches. Then see if they will not laugh, sing and pray again. For when two of them meet anywhere in the world, see if they will not create a New Armenia.” - WS