Infonews, Argentina
29 marzo 2015
Un concierto sinfónico en Palermo por las vÃctimas del genocidio armenio
La Gran Orquesta Sinfónica y el Coro Nacional de Jóvenes, con Liliana
Vitale entre otros invitados, protagonizaron un evento que convocó a
una multitud. Además de Mozart y Verdi, el repertorio incluyó a
Piazzola y Peteco Carabajal.
Malva Marani
Los integrantes del Coro Nacional de Jóvenes y de la orquesta
sinfónica dirigida por Santiago Chotsourian preparan sus voces y
afinan sus instrumentos, y la música clásica que nace es el contexto
ideal para las palabras de Ester Saghatian. Pero Ester no dice, grita.
Como si lo que saliera de su boca fuera una necesidad, un canto para
acompañar la música que recuerda el centenario del genocidio armenio a
manos del Estado turco. “¡Yo soy armenia de origen!”, grita Ester,
antes de revelar que sólo de casualidad nació en Montevideo, hace
mucho tiempo, en la nación que refugió a sus padres cuando escaparon
del terror. Ya todos los que la rodean se dan vuelta y la miran, y
llegan a tiempo para escuchar sus palabras justas: “Soy armenia y eso
nadie me lo va a quitar. Vengo a recordar y a honrar a mi descendencia
y eso es lo más importante. Hay que recordar para que esto no se
repita nunca más en ningún pueblo, porque no se puede quitar la
cultura, la religión, ¡la vida! Lo más importante es honrar a la vida,
no a la muerte. Y por eso yo no vengo con tristeza; vengo con
alegrÃa.”
Antes de que comenzara el “Gran Concierto a Cielo Abierto”, organizado
por la comunidad armenio-argentina y el Centro Armenio, la memoria se
percibÃa en todos los presentes ayer en el Monumento a los Españoles,
sin importar su origen o nacionalidad. “Lo principal de esta
conmemoración es poder mirar, a través del arte, estos sucesos que son
tan incomprensibles. Creo que con la mera razón no se pueden concebir,
pero la música nos permite acercarnos a ellos desde la mirada del
corazón. Lo bueno es que nos sentimos muy acompañados por la sociedad
argentina: no es que sólo los armenios nos juntamos a recordar; lo
hacemos en la calle y estamos acompañados porque, además, este paÃs es
uno de los pocos paÃses que hizo un reconocimiento pleno del
genocidio”, explicó el maestro Chotsourian.
El monseñor Oscar Ojea, actual presidente de Cáritas Argentina (que
acompañó el evento junto con la FM Arpeggio y al auspicio del gobierno
de la Ciudad), también habló sobre la memoria: “Es fundamental no
olvidar algo tan trágico pero creo que, al mismo tiempo, nos permite
admirar las raÃces culturales de un pueblo… Y en este caso de uno con
raÃces muy fuertes porque, cuando se entrega la vida, las raÃces
tienen mucha fuerza.”
Lo cierto es que las más de mil personas que se acercaron a Palermo
volvieron a ver cómo la música es un lenguaje ideal para la reflexión
y las emociones. Y lo interesante del repertorio, justamente, fue que
reflejó el sentir del pueblo armenio pero también el abrazo de todos
aquellos que comparten su reclamo de justicia: asÃ, sonó música tÃpica
armenia (como Danza del Sable, de Aram Khachaturian) pero también la
hermosa “Arde la vida” de Peteco Carabajal, “Libertango” de Piazzola y
piezas universales de Mozart y Verdi.
Al igual que la emoción de quienes, como Ester, quisieron hacer
memoria ayer, también las melodÃas y las canciones homenajearon el
sentir de los armenios, a 100 años de esta tragedia. Acerca de eso,
del poder de la música, reflexionó la compositora Liliana Vitale,
quien también brilló en el concierto: “Siempre es un honor participar
de la música que conmemora, que le hace un masaje a la memoria y que,
por supuesto, cura. La música instrumental convoca a la sensibilidad
humana, más allá del tiempo, la edad o el lugar, porque es un lenguaje
que apela al corazón. Y yo creo en la buena leche natural del ser
humano, a pesar de que hay tantos hechos que no demuestren eso: creo
que el amor sigue haciendo magia.”